Ene
El domingo pasado estuvimos de brunch en Madrid en el restaurante Ene. No fue fácil encontrar un sitio que reuniera todos mis requisitos, pero lo logré, en parte gracias a algunas opiniones que encontré en internet. He de decir que al ver el menú en su web, no me pareció que fuera muy abundante en relación al precio (22€ por persona), pero dos cosas que decir al respecto: resultado final, más que satisfecha, nadie se quedó con hambre (ni siquiera yo, que desayuno generosamente…jeje). Y la otra cosa es que la web me gustó (me gusta) mucho, fácil, cómoda y chula.
En primer lugar el local: es muy chulo, tiene dos pisos pero tres alturas, porque del piso de entrada bajan unos escaloncitos a los lounges, no pudimos reservarlos porque no son para brunch, así que supongo que son para comidas y cenas, pero estuvimos arriba en un comedor acristalado muy majo. El estilo es moderno pero no estrambótico, en cuero blanco lo de abajo y la parte de arriba, pues no me acuerdo, la verdad (supongo que también cuero blanco) … y todo combinado con madera y granito.
En cuanto a la comida, no tiene una larga carta de brunch (aunque tampoco tengo con qué compararlo…). Me explico bien, para que no suene mal: aunque sólo hay cuatro entrantes y cuatro principales, creo que están muy bien repartidos para todos los gustos, es decir, que casi todo el mundo puede encontrar algo que le guste.
Empezamos por la bebida: un cóctel a elegir entre Mimosa, cava con zumo de naranja, o Bloody-Mary, zumo de tomate con ron. Te traen bollería variada, con croissants, bollitos rellenos, mini-muffins y panecillos con mermelada y mantequilla. Luego eliges un entrante y un plato principal. Nosotras éramos tres, así que probamos tres de los cuatro entrantes: ensalada de frutas, pudding de calabacín con jamón y queso, y tostaditas con jamón ibérico y surtido de quesos (el cuarto era muesli y yogur con frutos rojos). Con los platos principales lo mismo, tres de cuatro: «daditos de emperador» con pimientos, brocheta de lomo con tomates secos y patatas, y makis variados (un tipo de sushi) (el cuarto plato principal eran los famosos Huevos Benedictine). Al final, como colofón, café o infusión y postres y pastelitos variados, que supongo que dependiendo del día, son distintos. A nosotras nos trajeron brownie de chocolate, mousse de hierbabuena y profiteroles de crema.
Por supuesto, que los nombres de todos los platos de la carta son mucho más bonitos, largos y bien-sonantes que los que yo os he puesto aquí, que es una versión de andar por casa de lo que comimos… ya sabéis, en plan básico, y para que todos nos entendamos bien. Esos nombres «artísticos» de cada plato los podéis ver en su web.
Ah! Leí en un blog, que no te traían de bebida más que el cóctel y que el resto te lo cobraban aparte (gracias «Más que modernas Contemporáneas» por una información tan detallada!). Efectivamente así es, pero nosotras pedimos agua, porque para nosotras era un «brunch-reconstituyente-de-sábado-noche» (a lo mejor os lo cuento otro día…), por lo que agüita y más agüita era indispensable para reponer líquidos después de una noche de baile, y no nos la cobraron, no sé si cortesía de la casa o despiste…
Bueno, en resumen, que yo repetiría, está todo muy rico, y que os lo recomiendo.
Gracias Ene por reponer todas mis energías!